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(19 de marzo)
San José
San José es el esposo terrenal de la Santísima Virgen María y en la Tierra también aceptó ser el padre y tutor del Niño Jesús. Aunque no se tiene mucha información sobre San José, sobre todo antes de que contrajera matrimonio con la Virgen María y luego en la Biblia se habla poco sobre él, lo que sí se sabe con certeza es que era descendiente del reconocido Rey David, mantuvo siempre una fe inquebrantable en Dios, obediente a los planes del Señor, hombre sumamente justo, formal y buen trabajador, siendo mucho más que un simple carpintero, no solo como profesión. Se casó con la Virgen María siendo un excelente esposo, y luego con el nacimiento del Niño Jesús, se convirtió en un padre ejemplar, cuidándolos y educando al Niño durante su crecimiento. En la narraciones que se consiguen en la Biblia, San José no dice ni una sola palabra directamente, y la que seguro dijo que se menciona de manera indirecta en el evangelio de San Mateo es la palabra “Jesús” porque la usó el día que por leyes de esa época correspondía ponerle el nombre a varón que tenía pocos días de nacido, por eso también se piensa que San José era un hombre de pocas palabras, algo silencioso, pero que actúa poniendo primero a Dios y a su familia como se pueden leer en otros pasajes de la Biblia.
Evangelio según San Mateo 1:16-21
16 Jacob fue el padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
17 El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
18 Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no han vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
19 José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
20 Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
21 Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».
Para conocer más sobre la vida de San José, sobre todo la relacionada con la Navidad, puede leer nuestro Cuento de la Primera Navidad, en donde se narran los diferentes caminos que tuvo que recorrer San José desde antes del nacimiento del Niño Jesús y hasta otros luego de la Navidad, también es recomendable estar pendiente de las diferentes publicaciones de este blog porque algunas publicaciones son dedicadas a este hombre santo, sobre todo cada 19 de marzo que se celebra la Solemnidad de San José. El Papa Francisco le tiene un cariño muy especial a San José y cuando se cumplieron 150 años de su nombramiento como Patrono de la Iglesia Católica por el Papa Pio IX, el 8 de diciembre de 1870, el Papa Francisco publicó el 8 de diciembre de 2020 la Carta Apostólica “Patris Corde” que quiere decir “Corazón de Padre”, y es otra lectura recomendada para conocer más sobre San José.
San José es el patrón de muchísimas comunidades religiosas, instituciones eclesiásticas y civiles, de varias causas y tantos lugares que se incluyen naciones enteras, y hasta es el Patrón del continente Americano junto a Nuestra Señora de Guadalupe y Santa Rosa de Lima. Algunos de sus otros patronazgos son el de las familias, de los bebes no nacidos, de los padres, de los inmigrantes, de los carpinteros, de los trabajadores y también el pueblo lo invoca como el patrono de la buena muerte (CIC 1014)
Catecismo de la Iglesia Católica
1014 La Iglesia nos anima a prepararnos para la hora de nuestra muerte ("De la muerte repentina e imprevista, líbranos Señor": Letanías de los santos), a pedir a la Madre de Dios que interceda por nosotros "en la hora de nuestra muerte" (Avemaría), y a confiarnos a san José, patrono de la buena muerte:
«Habrías de ordenarte en toda cosa como si luego hubieses de morir. Si tuvieses buena conciencia no temerías mucho la muerte. Mejor sería huir de los pecados que de la muerte. Si hoy no estás aparejado, ¿cómo lo estarás mañana?» (De imitatione Christi 1, 23, 1).
«Y por la hermana muerte, ¡loado mi Señor!
Ningún viviente escapa de su persecución;
¡ay si en pecado grave sorprende al pecador!
¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!»
(San Francisco de Asís, Canticum Fratris Solis)