La Verdadera Historia de la Primera Navidad
La Verdadera Historia de la Primera Navidad
TOMADO DESDE NUESTRO BLOG
Esta es la historia de la Primera Navidad, versión de XmasVia, basada principalmente en los textos de Biblia, conocidos como textos canónicos, por lo que algunas citas tomadas directamente de la Biblia que están en letras de color morado (púrpura) son un enlace que los lleva directamente a los versículos de la Sagrada Escritura en español, El Libro del Pueblo de Dios, de la página oficial del Vaticano, otros pocos eventos de este cuento están basados en el Protoevangelio de Santiago, que es un texto apócrifo pero del que varias cosas de las que ahí se narran han servido a la Iglesia Católica para algunas de sus creencias como por ejemplo los nombres de los padres de la Virgen María.
Las historias que se van a contar a continuación ocurrieron hace más de dos mil años y por eso es aconsejable que las personas se imaginen como era vivir en esa época en donde no existían las carreteras ni vehículos con las comodidades que hoy se conocen para realizar viajes, al igual que tampoco existía la tecnología que hoy se tiene, sobre todo para el uso de las comunicaciones.
En lo que hoy se conoce como Oriente Medio, hace más de dos mil años en Judea provincia del Imperio Romano, habitaba hombre llamado Joaquín, perteneciente a una de las 12 tribus de Israel, casado con Ana. Dentro del catolicismo a ambos se les conocen como San Joaquín y Santa Ana, quienes tenían una gran fe en Dios, pero Joaquín ya con cierta edad avanzada sufría porque no había podido tener descendencia y entonces se acordó cuando otros miles de años atrás, Dios le concedió al patriarca Abraham, siendo un anciano, que pudiera tener a su hijo Isaac. Joaquín se retiró al desierto ayunando por 40 días y 40 noches porque esperaba la visita de Dios en donde la oración era su comida y bebida. Ana al ver que no regresaba su esposo estaba doblemente afligida porque también sufría ya que no había podido darle un hijo a su buen esposo Joaquín y pensaba que había quedado viuda, pero Ana también se recordó de la historia de Abraham y le rogó a Dios para que la bendijera como ocurrió con Sara la esposa de Abraham cuando tuvieron a su hijo Isaac. Y entonces a Ana se le apareció un ángel de Dios y le dijo que el Señor había escuchado sus súplicas por lo que concebiría a un bebé del que se hablará por toda la Tierra y Ana le respondió al ángel que sin importar que el bebé fuese hembra o varón, llevaría al bebé como ofrenda a Dios y que siempre permanecería al servicio del Señor por toda su vida. Después de esto, dos mensajeros llegaron hasta donde se encontraba Ana y le dijeron que su esposo iba de regreso a casa porque un ángel se le había aparecido y le dijo que el Señor había escuchado sus ruegos y que Ana concebiría a un bebé.
Al cumplirse el tiempo del embarazo de Ana, en la ciudad de Jerusalén, región de Judea, les nació una niña a quien le pusieron el nombre de María. Había nacido quien hoy en la Iglesia Católica se conoce como la Virgen María, quien es la madre del Niño Jesús, la madre de Dios. La Niña fue consagrada en el Templo de Jerusalén, este templo estaba dirigido por el Gran Sacerdote Zacarías, quien estaba casado con Isabel que es prima de María porque ambas son descendientes del Gran Sacerdote Aaron. Isabel y Zacarías eran justos ante Dios cumpliendo todos los mandamientos y preceptos del Señor pero ya tenían avanzada edad y tampoco habían podido tener hijos, por lo que tenían tiempo pidiéndole a Dios que les concediera la oportunidad de poder tener un hijo, pero iban pasando los años y aún no lograban concebir un hijo. Después de unos años y como solía suceder en esa época mientras María aun siendo muy joven se le compromete en matrimonio con José quien es hijo de Jacobo y Raquel, hacía trabajos de carpintería y es un hombre de bien, justo, formal, trabajador y con una fe inquebrantable en Dios. Este hombre, en el catolicismo es mejor conocido como San José. Las costumbres y leyes de esa época no permitían que una pareja comprometida en matrimonio pudieran vivir juntos hasta que se cumpliera el primer año del compromiso, durante este lapso, el prometido esposo no debería tener contacto con la prometida esposa ni se debería encontrar con ella, solo se les permitía verse de lejos. Con esta costumbre se buscaba que el esposo se pudiera dedicar a preparar lo necesario para su próximo hogar y así no tener el peligro que la prometida yo no se casara con el prometido. La Virgen María y San José deciden tener como residencia la ciudad de Nazaret que en ese entonces pertenecía a la región de Galilea, separada de la región de Judea donde quedaba Jerusalén, por la región de Samaria.
El compromiso de matrimonio entre María y José fue oficiado por el Gran Sacerdote Zacarías, y después de realizar la ceremonia cuando oficiaba delante de Dios, en el grupo de su turno, según el uso del servicio sacerdotal, le toca entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso, mientras la multitud del pueblo esperaba afuera en oración a la hora del incienso, y entonces se le apareció el Arcángel Gabriel, mensajero del Señor y le dice que sus peticiones habían sido escuchadas, tu mujer Isabel te dará un hijo que será grande ante Dios y estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre y tendrá el poder de Elías para preparar el Señor un pueblo bien dispuesto. Zacarías no creyó las palabras del ángel y por eso quedó mudo sin poder hablar hasta que se cumplieron las cosas que el ángel le había anunciado. Zacarías se fue hasta su casa que quedaba en la ciudad de Ain Karim, algo cercana a Jerusalén, en donde se encontraba Isabel. Por lo que Samuel reemplaza a Zacarías con las funciones del Templo de Jerusalén.
Cuando habían transcurrido 6 meses del compromiso entre San José y la Virgen María quien ya se encontraba en Nazaret, Dios envió al Arcángel Gabriel hasta donde se encontraba María y le dice: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”, ella quedó algo desconcertada al oír las palabras del ángel y no entendía muy bien esa forma de saludar y entonces el ángel le dice: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo de Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reinado no tendrá fin”. María le respondió al ángel de ¿Cómo podría ser eso posible? porque ella no ha tenido relaciones con hombre alguno. El ángel le contestó diciendo: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”. Entonces antes de que el ángel se alejara de María, ella le respondió que es la servidora del Señor y que se cumpla en ella lo que el ángel le había dicho.
María decide ir a visitar a su prima Isabel y así ayudarla en sus últimos meses de embarazo. Así que cuando se estaban cumpliendo dos meses después del anuncio del Arcángel Gabriel, Ella decide emprender un viaje desde Nazaret hasta Ain Karim, teniendo que recorrer aproximadamente 150 kilómetros y ascender por caminos montañosos unos 300 metros para llegar hasta donde se encontraba la casa de Isabel y Zacarías. En lo que María entra en la casa de ellos y se saludan, Isabel, llena del Espíritu Santo, siente como su bebé que aún está en su vientre saltó de alegría al escuchar el saludo de la Virgen María y por eso Isabel le responde a María: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!” y continúa diciendo: “¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?”, luego prosigue Isabel diciéndole a su prima “Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”.
Al cumplirse el tiempo del embarazo de Isabel, les nació el primogénito a Zacarías, al enterarse los vecinos y parientes de que les había nacido un hijo a Zacarías e Isabel, entendieron que eso había sido un acto de gran misericordia con que Dios los había tratado y estaban felices por ellos. Como era costumbre, a los 8 días de nacido Zacarías acompañado de Isabel llevan a su primogénito para circuncidar y en ese acto es cuando se le ponía el nombre al bebé, las otras personas que acompañaban a la pareja decían que el niño debería de llamarse Zacarías como su padre pero Isabel dijo que debía llamarse Juan y esto no lo entendían las personas que los acompañaban porque nadie se llamaba de esa forma en la familia y entonces por medio de señas le preguntan a Zacarías que seguía mudo desde aquel encuentro que tuvo con el ángel en el Templo de Jerusalén, por lo que pidió un pizarra en donde escribió el nombre de Juan, los presentes quedaron admirados y desde ese momento Zacarías recuperó el habla y empezó a alabar a Dios. La gente quedó impresionada por lo que había acontecido y se comentó por toda le región de Judea, y se preguntaban de ¿Qué será ese niño de grande? Porque veían que ahí estaba la mano de Dios. Luego Zacarías lleno del Espíritu Santo dijo: “Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su Pueblo, y nos ha dado un poderoso Salvador en la casa de David, su servidor, como lo había anunciado mucho tiempo antes, por boca de sus santos profetas, para salvarnos de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odian. Así tuvo misericordia de nuestros padres y se acordó de su santa Alianza, del juramento que hizo a nuestro padre Abraham de concedernos que, libres de temor, arrancados de las manos de nuestros enemigos, lo sirvamos en santidad y justicia, bajo su mirada, durante toda nuestra vida. Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor preparando sus caminos, para hacer conocer a su Pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados; gracias a la misericordiosa ternura de nuestro Dios, que nos traerá del cielo la visita del Sol naciente, para iluminar a los que están en las tinieblas y en la sombra de la muerte, y guiar nuestros pasos por el camino de la paz”. Estas palabra proféticas se cumplieron a la cabalidad y el hijo de Isabel y Zacarías en le Iglesia Católica es mejor conocido como San Juan Bautista, preparó el camino para cuando Jesús empezó a predicar.
María se quedó en casa de su prima por tres meses, ayudándola con el parto y luego los primeros días del nacimiento de San Juan Bautista, pero ya era tiempo de que emprendiera su viaje de regreso a Nazaret y enfrentar todo lo que estaba aconteciendo en ella. Ya se le empezaba a notar la barriga por su embarazo, se estaba por terminar de cumplir el tiempo que debía de permanecer separada de San José antes de poder vivir juntos como una pareja de casados y él no sabía nada por lo que ella estaba atravesando. Según la leyes de ese entonces, si se descubría que el hijo que estaba esperando la Virgen María no era de San José, Ella hasta podía ser sentenciada a muerte por vía de lapidación.
José estaba terminando los detalles del nuevo hogar en Nazaret donde viviría con su esposa María, faltaba poco para que se les permitiera vivir juntos, pero al ver que María había regresado a la ciudad se percata que le había crecido el vientre a su prometida y sabía que ese hijo que no era de él. José también conocía las leyes sobre el tema de los hijos fuera del matrimonio y como era un hombre justo que no entendía por qué estaba ocurriendo eso en María, sabiendo que ella también era una muchacha decente y entendía el riesgo que corría si la gente se entera de que esteba esperando un hijo que no era de él, afligido decide en no denunciarla públicamente para protegerla y decide abandonarla en secreto.
Una día mientras José seguía pensando en ¿Cómo puedo haber ocurrido lo que estaba pasando con su prometida? mientras dormía se le apareció el Arcángel Gabriel en sus sueños diciéndole: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados”. Luego de ese sueño José decide retomar su compromiso matrimonial con María y al culminar el tiempo de espera que debían cumplir empezaron a vivir juntos como una pareja de esposos y esperaban que en unos meses naciera el bebé.
Cuando todo parecía que se estaba normalizando para la Virgen María y San José, antes de que naciera el Niño Jesús, llega un decreto del emperador romano Cesar Augusto, ordenando que se realizara un censo en donde los hombres debían acudir a su ciudad natal para inscribirse. San José era de la casa y familia descendiente del Rey David quien había nacido unos mil años atrás en la ciudad de Belén, ubicada en la región de Judea. Así que San José y la Virgen María quien ya estaba en el último mes de embarazo, deciden ir hasta Belén. María de nuevo tiene que emprender otro largo viaje, similar al que tuvo que hacer cuando visitó su prima porque la distancia entre Nazaret y Belén, la distancia aproximada a recorrer esta vez es de unos 155 kilómetros, igualmente por caminos montañosos y tuvieron que subir unos 400 metros para poder llegar hasta la ciudad. Este viaje seguramente fue más complicado porque María ya estaba en los días para que se cumpliera el tiempo y naciera el bebé, así que probablemente hicieron más paradas de lo habitual de un viaje como ese, pudieron tardase aproximadamente una semana en llegar hasta su destino y además había más personas de lo normal viajando desde otras partes a Belén por motivo del censo que pudieron hacer que los caminos y lugares para pasar las noches durante el recorrido estuviesen más congestionados.
La ciudad de Belén en un tiempo fue muy importante porque ahí nació y fue la coronación del Rey David, unos mil años antes del nacimiento del Niño Jesús, pero ya para el siglo I D.C., cuando llegaron la Virgen María y San José para el censo, la ciudad podría tener alrededor de un millar de habitantes, no era ni la sombra de lo que había sido, estaba conformada por un conjunto reducido de casas esparcidas por la ladera de una loma y rodeada por una muralla ya en malas condiciones al igual que varias de las construcciones que se encontraban en la ciudad. La palabra “Belén” proviene del hebreo “בית לחם” “Bet-Léjem” y es una palabra compuesta porque “בית” “bit” significa “casa” y “לחם” “lecham” significa “pan” así que en realidad la palabra “Belén” sería “Casa del Pan” algo así como “la casa de la comida” y este nombre pudiera ser como referencia a que en esa ciudad predominaba cierta clase de cultivos y en los campos cercanos al desierto y la ciudad pastaban algunos rebaños de ovejas. En el siglo I D.C. los pobladores de la ciudad principalmente vivían de la ganadería y agricultura, las casas eran pocas y humildes, la gente acostumbraba a aprovechar las cuevas naturales que en la zona se encontraban o excavaban en las laderas para convertirlas en almacenes y establos.
San José y la Virgen María se tardaron en llegar hasta Belén por el estado de gravidez de María y cuando lograron arribar, les costó conseguir hospedaje, las pocas casas que quedaban en la ciudad y los establecimientos para recibir a las personas estaban ocupados por la gente que había acudido por el censo ordenado por el emperador Cesar Augusto. Aún sin conseguir lugar para hospedarse le empiezan los dolores de parto a la Virgen María, así que José ya algo nervioso porque no consigue donde puedan pasar la noche logró que le permitieran quedarse en una cueva que estaba dedicada para alimentar a unos animales.
San José logra acomodar a la Virgen María dentro de la cueva en donde había un pesebre, lugar destinado para colocar alimentos y que coman los animales. Como continuaban los dolores de parto de la Virgen María, San José sale a buscar ayuda y en eso ve a una mujer que está bajando de la montaña que le pregunta que a dónde iba porque lo encontraba caminando apurado y preocupado, en lo que José le explica que está buscando una partera porque su esposa está por dar a luz, también le cuenta que su esposa había sido educada en el Templo del Señor y que había concebido por obra del Espíritu Santo. La mujer un poco incrédula lo acompaña hasta la gruta y al entrar ven una nube luminosa que cubría a la Virgen María, la comadrona la ayuda con el parto, y cuando está por nacer el bebé la nube luminosa se retira y aparece ahora sobre María una luz muy grande y brillante que encandila sus ojos, luego va disminuyendo poco a poco hasta que apareció el Niño quien toma el pecho de su madre, luego lo envuelven en pañales y lo acuestan dentro del pesebre. La partera exclama que un gran día había ocurrido para ella porque había visto un espectáculo nuevo, sus ojos habían observado prodigios anunciadores de que un Salvador le ha nacido a Israel. Ha nacido el Niño Jesús, el Salvador del Mundo, es Navidad, es la verdadera Navidad. A “la Virgen María, San José y el Niño Jesús” se les conocen en el catolicismo como la “Sagrada Familia”.
La partera al salir de la gruta se encuentra con Salomé a quien le cuenta que había presenciado como una virgen había parido y eso es contradictorio con la naturaleza humana conocida. Salomé además de su incredulidad dice que si no coloca su dedo sobre el vientre de la mujer e investiga no creerá en lo que le acaban de contar. La partera al entrar de nuevo en la gruta, esta vez acompañada por Salomé, en donde se encontraba la Sagrada Familia, la comadrona le pide permiso a María para que Salomé pueda colocar su mano sobre su vientre y la ocultara porque estaban debatiendo algo no que no era insignificante. Salomé al colocar su mano sobre el vientre de María comprueba que es cierto lo que le había contado la partera y empieza a sentir como su mano es consumida por un calor muy intenso en lo que exclama que está siendo castigada porque había tentado a Dios con su incredulidad. En eso Salomé se arrodilla orando a Dios y le pide disculpas por no haber creído, cuando se le aparece un Ángel del Señor y le dice: “Salomé, Salomé, el Señor ha atendido tu súplica. Aproxímate al Niño, tómalo en tus brazos, y el será para ti salud y alegría”. Salomé hizo lo que le había dicho el ángel y al postrarse ante el Niño Jesús, lo reconoció como el Rey de Israel e inmediatamente fue curada, y entonces queriendo salir a contar lo que había presenciado de pronto escuchó una voz que le decía: “Salomé, Salomé, no publiques los prodigios que has visto, antes de que el Niño haya entrado en Jerusalén”.
Las historias sobre los acontecimientos relacionados con la verdadera Navidad no culminan aquí porque aún hay más acontecimientos relevantes entorno a este gran regalo de Dios, cuando mandó a su Hijo para estar presente en carne y hueso entre los seres humanos.
Esa misma noche en las afueras de la ciudad acampaban unos pastores que cuidaban a sus rebaños y como era tarde, se turnaban por turnos y estar por lo menos uno despierto así poder estar siempre pendiente de sus ovejas. De pronto se les apareció un Ángel de Dios y la gloria del Señor los envolvió con su luz. En un principio se asustaron pero el ángel les dijo: “No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en el pesebre”. Mientras aún se encontraban en shock los pastores, por lo que habían visto, ahora la luz se hizo mucho más brillante tanto que de estar en una noche oscura ahora parecía que fuese de día y estaban ante la presencia de una multitud de ángeles que cantaban alabando a Dios diciendo: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!”, después todos los ángeles que habían visto regresaron al cielo y entonces entre los pastores se empezaron a decir que debían de ir a Belén para ver lo que les había anunciado el Señor por medio de los ángeles.
Los pastores rápidamente fueron a Belén encontrando el lugar que se les había anunciado y al entrar en la gruta vieron a la Virgen María, a San José y al Niño Jesús recién nacido acostado en el pesebre. En eso les contaron a los padres del Niño lo que habían visto y oído mientras pastoreaban a sus rebaños. María conservaba esas cosas y las meditaba en su corazón. Los pastores salieron de la cueva alabando y glorificando al Señor por todo lo que habían logrado observar y oír tal cual se les había anunciado.
Al igual como ocurrió con San Juan Bautista y que era costumbre para ese entonces según la religión, a los 8 días de nacido, San José acompañado de la Virgen María llevan al niño a circuncidar y en ese acto es cuando se acostumbraba a oficializar el nombre de los bebés y en este caso el nombre que eligieron fue Jesús, el mismo nombre que les había revelado el Arcángel Gabriel, a la Virgen María en la Anunciación y a San José mientras dormía, ahora sí se oficializaba el nombre del bebé que al referirse a Él mientras era un niño cariñosamente se le conoce Niño Jesús. Más tarde, justo cuarenta días después de nacido el Niño Jesús, sus padres cumplen con otra costumbre religiosa de ese entonces según la Ley de Moisés que es la Purificación de la madre y la presentación del niño al Señor; así que San José y la Virgen María llevan al Niño Jesús al Templo de Jerusalén porque “Todo varón primogénito será consagrado al Señor”. Ese mismo día al Templo había acudido un sacerdote llamado Simeón, hombre justo y piadoso que esperaba el consuelo de Israel, y el Espíritu Santo le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Cuando Simeón vio que habían llevado al Niño Jesús al Templo lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios diciendo: “Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel”. La Virgen María y San José estaban admirados por todo lo que decía el sacerdote Simeón y después les dijo dirigiéndose a la Virgen María: “Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos”.
También con el nacimiento del Niño Jesús, durante varios días apareció sobre el cielo de Belén un astro muy brillante que se lograba ver a grandes distancias; hoy a ese astro celestial se le conoce como la “Estrella de Belén” o “Estrella de Navidad”. Al Oriente de Belén, a miles de kilómetros, se encontraban unos sabios sacerdotes del antiguo oriente quienes también eran astrónomos y conocían muy bien la profecía sobre el nacimiento del Rey de los Judíos. A estos sacerdotes popularmente hoy se le conocen como los “Reyes Magos” quienes al observar el astro en el cielo, lo siguieron desde Oriente hasta llegar a Belén y para llegar hasta allí tuvieron que atravesar la ciudad de Jerusalén en donde se encontraba el rey Herodes el Grande quien gobernaba las regiones de Judea, Galilea, Samaria e Idumea en calidad de vasallo del Imperio Romano. Los Reyes Magos al entrar en Jerusalén preguntaban: “¿Dónde está el Rey de los Judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a dorarlo”. Esto desconcertó y molestó al rey Herodes, por lo que mandó a llamar a los sumos sacerdotes y los escribas del pueblo para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías, y ellos le respondieron que en Belén porque así esta escrito y esa profecía se puede conseguir en el Libro de Miqueas capítulo 5 versículos 1 y 2: “Y tú, Belén de Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial. Por eso, el Señor los abandonará hasta el momento en que dé a luz la que debe ser madre; entonces el resto de sus hermanos volverá junto a los israelitas.”. Al escuchar estas cosas Herodes mandó a llamar secretamente a los Reyes Magos para averiguar más sobre la estrella que ellos estaban siguiendo y sobre ese niño que acaba de nacer, dejó que prosiguieran su camino hasta Belén y les dijo que de regreso les dijera con precisión donde se encontraba el niño para que él también pudiera ir a rendirle honores. Después de ese encuentro entre los Reyes Magos con Herodes, partieron rumbo a Belén siguiendo la estrella hasta que se detuvo sobre una casa.
Al entrar los Reyes Magos a la casa encontraron a la Virgen María, la madre del Niño Jesús y se postraron ante él para rendirle homenaje, en eso abrieron sus cofres y le entregaron regalos, entre ellos, oro, incienso y mirra. Después de eso los Reyes Magos emprendieron su viaje de vuelta a la tierra de donde habían venido, pero al percibir las malas intenciones de Herodes, no pasaron por el palacio de Herodes en Jerusalén, se regresaron por otro camino.
Pasaban los días y Herodes se percataba que los Reyes Magos no regresaban a su palacio, por lo que al darse cuenta de que había sido engañado, enfurecido mandó a matar en la ciudad Belén y sus alrededores a todos los niños menores de dos años. La ciudad de Ain Karim, lugar de nacimiento de San Juan Bautista quien había nacido apenas 6 meses antes que el Niño Jesús, queda relativamente cerca de Belén, y hasta allí llegaron a buscar a niños para asesinarlos. La historia del hijo de Zacarías e Isabel era más conocida en ese momento y ya se hablaban de las maravillas de las cosas que acontecieron con el nacimiento de su hijo, así que uno de los niños que especialmente buscaba Herodes era a San Juan Bautista, pero su madre Isabel al enterarse de la orden que había dictado Herodes tomó a su hijo se fue para la montaña pero no conseguía refugio alguno por lo que desesperada clamó a Dios cuando de pronto notó como la montaña se abrió y vio adentro una gran luz, ellos entraron y un ángel del Señor cuidó de ellos para que nada les pasara.
Como Herodes también estaba buscando al Niño Juan y sabía que era hijo de un sacerdote llegaron hasta el templo donde se encontraba Zacarías y le pedían que les dijera dónde había ocultado a su hijo pero se resistía diciéndole que él es un servidor de Dios que siempre estaba en el templo del Señor y por eso no sabía dónde estaba su hijo. Los soldados de Herodes al no conseguir que Zacarías les dijera el paradero de su hijo lo asesinan convirtiéndolo en un mártir de Dios.
Una noches antes de que llegaran los soldados a la casa donde se encontraba la Sagrada Familia, San José mientras dormía tuvo otra visita del Arcángel Gabriel quien le advirtió de las intenciones de Herodes diciéndole: “Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. Esa misma noche, María al enterarse de la noticia, asustada y mientras preparaban las cosas para el viaje a Egipto, envolvió en pañales al Niño Jesús y lo colocó en un pesebre de bueyes.
La Sagrada Familia logró huir y llegar a salvo a Egipto en donde permanecieron varios años hasta que murió Herodes y entonces, de nuevo se le aparece un ángel del Señor y San José mientras dormía y le dijo “Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño”. Siempre obediente, San José tomó al niño y a su madre para regresar a Nazaret, región de Galilea. En esa ciudad fue donde terminó de crecer y de criarse el Niño Jesús y por eso ya de grande también se le conoce como Jesús de Nazaret.
Esta es la verdadera historia de la Navidad, y nuestra versión de los eventos relacionados con la primera Navidad. Es bueno aclarar que solo hay una Navidad, pero cuando se habla de la primera, es porque después de ese evento desde hace miles de años se recuerda y celebra cada 25 de diciembre como el día del nacimiento del Niño Jesús y entonces ese día la gente dice que es Navidad.